Al este de la ciudad, en el valle de Tumbaco, Cumbayá disfruta de un clima más cálido. En la última década se ha convertido en el barrio elegido por las familias jóvenes de Quito. La calidad de vida ocupa un lugar destacado en la agenda. Grandes residencias y conjuntos boutique albergan una población cosmopolita que combina estilos de vida globales con la cultura de la comunidad local.
Las coloridas calles arboladas y adornadas con grafiti de La Floresta son el hogar de la multitud creativa y liberal de Quito. Las villas de mediados de siglo están intercaladas con restaurantes, estudios, tiendas, universidades y quioscos de comida del vecindario.
La elegante avenida de hermosas torres residenciales construidas en gran parte en la segunda mitad del siglo pasado retrata algunas de las mejores vistas de Quito; hacia el oeste se puede admirar la ciudad y hacia el este, sobre Guápulo, se observa el vasto valle de Cumbayá. Los restaurantes y cafeterías a pie de calle atienden a una multitud sofisticada y urbana
El corazón montañoso de la capital colonial del siglo XVI fue el primero en ser clasificado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en América Latina. El patrimonio cultural del centro histórico es único y lleno de energía. En la actualidad, los museos, restaurantes y hoteles están llenos de turistas y empleados gubernamentales que trabajan en el vecindario.
Este distrito metropolitano de impresionantes torres y edificaciones de uso mixto toma su nombre del frondoso parque recreativo que enmarca. Combinando negocios y residencias, ocio y placer, es el corazón dinámico del Quito contemporáneo, donde viven, trabajan y juegan los jóvenes profesionales de la ciudad.
La Mariscal fue el primer barrio moderno de Quito más allá del centro histórico. Es el hogar de algunas de las calles planificadas de la ciudad y la arquitectura modernista de principios del siglo XX. Hoy es conocido como el barrio de mochileros, centrado en los bares y hostales de Plaza Foch.
